Constantino y el concilio de Nicea
Constantino fue quien autorizó la recopilación de las escrituras llamadas Nuevo Testamento. Después de la muerte de su padre, en 306, Constantino se convirtió en Emperador del Imperio romano. La mayoría de los escritores cristianos del día moderno suprimen la verdad acerca del desarrollo de su religión y ocultan los esfuerzos de Constantino para refrenar el desacreditado carácter de los presbíteros, llamados Los Padres de la Iglesia.
Los antiguos archivos revelan la verdadera naturaleza de los presbíteros, y la baja estima en la cual eran tenidos ha sido sutilmente suprimida por los historiadores modernos de la Iglesia. Desde punto de vista de Constantino, había varias facciones que necesitaba satisfacer, y él comenzó a desarrollar una religión que las abarcara a todas, durante un período de irreverente confusión. Simplemente habría que poner que no había religión cristiana en el tiempo de Constantino, y la Iglesia reconoce que el cuento de su conversión es completamente legendario. Así, la primera reunión eclesiástica en la historia fue convocada y es hoy conocida como el Concilio de Nicea. Fue en esta reunión que nació la Cristiandad, y las ramificaciones de las decisiones hechas en ese tiempo son difíciles de calcular. Aproximadamente cuatro años antes de presidir el Concilio, Constantino había sido iniciado en la orden religiosa del Sol Invictus, uno de los dos cultos lozanos que consideraron el Sol como el uno y sólo Dios Supremo.
En una cuenta de los procedimientos del cónclave de presbíteros recogida en Nicea, Sabinius, Obispo de Hereclea quien estaba entre la asistencia dijo: “Exceptuando al mismo Constantino y a Eusebio Pamphilius, ellos eran un grupo de analfabetos, simples criaturas que no entendían nada",
Los secretos de los Padres cristianos, 1685, reimpresión.
Fue ese cuerpo infantil de hombres quienes fueron responsables del comienzo de una nueva religión y la creación teológica de Jesús Cristo. Era una asamblea pueril, y con tantos cultos representados, que un total de 318 se reunieron para debatir y elegir un sistema unificado de creencia, que abarcaba un sólo Dios. La intención de Constantino en Nicea era crear un completo y enteramente nuevo Dios para su imperio, que uniría todas las facciones religiosas bajo una sola deidad. Se les pidió a los Presbíteros debatir y decidir quién sería su nuevo Dios. Delegados discutían entre ellos, expresando motivos personales para incluir escrituras particulares que promovían los rasgos más finos de su propia y especial deidad. Constantino era el espíritu gobernante en Nicea, y él, finalmente, eligió un nuevo Dios para ellos. Para involucrar a las facciones británicas, él decidió que el nombre del gran Dios de los Druidas, Hesus, fuera unido con el Dios-Salvador Oriental, Krishna y así Hesus Krishna sería el nombre oficial del nuevo Dios romano, osease, Jesús-Cristo. Constantino usó la reunión oficial y el decreto de apoteosis romano para deificar legalmente a dos deidades como una sola, y lo hizo por medio del consentimiento democrático. Esa abstracción prestó la existencia Terrenal a las doctrinas amalgamadas para la nueva religión del Imperio.
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