miércoles, 26 de abril de 2017

Primer libro de Adán y Eva, parte 3

Libro apócrifo de Adán y Eva

     Con el estudio del libro de Adán y Eva revelamos y descubrimos detalles ocultos que antes jamás se contaron de su vida tras la expulsión del jardín del Edén. El libro apócrifo del que estuvimos hablando en el anterior apartado sigue, esta vez encontramos algo asombroso de estos dos personajes, algo que el ser humano conocía pero no sabía como encender... 
El fuego. Adán y Eva vuelven a estar en una agonía completa. Ahora que viven en una cueva desconocen cómo iluminarla, pues cuando se encontraban en el jardín, la misma luz de Luna y las estrellas los iluminaba y guiaba en la noche, pero ahora, con un techo de roca, estos dos personajes desconocen como poder ver en la oscuridad. En el capítulo 10, apartado 4 se refleja claramente como los dos se enfrentan a una cueva sin luz y sin fuego. "Ya adentro, Adán no podía ver a Eva, ni Eva podía ver a Adán, por la profunda oscuridad que allí había...". Los hombres primitivos sabían utilizar el fuego, pero desconocían la forma de encenderlo. La incapacidad del ser humano para producir, voluntariamente, el fuego, pudo haber condicionado el muy lento progreso de la cultura en el paleolítico. El fuego fue conocido por el hombre casi 500.000 años antes de Cristo. En sus comienzos, el mayor problema era cuidar ese fuego que llevaban a las aldeas y mantenerlo encendido. Todavía no sabían encenderlo ni alimentarlo con combustibles. De modo que Adán y Eva desconocían cómo desprenderse de aquella oscuridad que les envolvía pensando que era un castigo divino.

"Oh Dios, ¿por qué se ha ido la luz de nosotros y ha llegado la oscuridad? ¿Por qué nos dejas en esta larga oscuridad? ¿Por qué dura esta peste? Y esta oscuridad, oh Señor, ¿dónde estaba antes? no podíamos vernos entre sí. En todo el tiempo que estuvimos en el jardín no la vimos, ni siquiera sabíamos que existía, Eva no me era oculta, ni yo a ella y no había oscuridad que nos separara. Tanto ella, como yo, estábamos ambos en una luz brillante. La veía y me veía. Sin embargo, ahora, dentro de esta cueva, la oscuridad nos ha cubierto, y nos separa el uno del otro, y no podemos vernos."
                                                                                     Libro de Adán y Eva, capítulo 12, apartado 7-10

   Aunque entre el Paleolítico y el Neolítico existió una etapa de transición conocida como el Mesolítico, generalmente se señala al Neolítico como el período siguiente al Paleolítico. Etimológicamente puede traducirse como la Nueva Edad de Piedra, es una palabra compuesta, derivada del griego neos, que significa nuevo y de lithos, que significa piedras. Se estima que el Neolítico comenzó cerca del año 8500 a.C., ya que investigadores han encontrado algunas de las evidencias que denotan un cambio de comportamiento y de formas de vida en los grupos humanos. Básicamente son pruebas que indican que para entonces el hombre comenzaba a dejar de lado la caza y la recolección, para dar los primeros pasos en la domesticación de animales y la agricultura. Con el transcurrir del tiempo, la raza humana tuvo que vincular los cambios climáticos con las posiciones del Sol en el cielo. Al repetirse las temporadas de frío o calor, lluvia o sequía, debió preocuparse por poder predecir sus instantes de ocurrencia: había nacido la astronomía de posición. Para poder determinar los puntos de salida y puesta del Sol, comenzó a fabricar alineaciones de piedra o palos. Con el correr de los años fue afinando sus observaciones y mejorando sus métodos de predicción.

"Esta oscuridad, ¡Oh Adán!, es la noche y que no te engañe, no dura para siempre, solo doce horas y cuando haya terminado, volverá el día. No te aflijas y no te turbes y no digas en tu corazón que esta oscuridad es larga y que te envié una peste. Fortalece tu corazón, y que no tenga miedo. Esta oscuridad no es un castigo. Pero, oh Adán, he hecho el día, y hemos puesto el sol en ella para dar luz, con el fin de que tu y tus hijos puedan hacer su trabajo."
                                                                                   Libro de Adán y Eva, capítulo 13, apartado 10-13

   El capítulo 14 es un capítulo muy llamativo en este libro porque anuncia la venda de Cristo, casi 8.000 años antes de que suceda. Adán desea que le arrebate la vida, que se lleve su alma al cielo con Dios y que le de la luz que no tiene y desconoce, pero Dios le contesta con una venida que le salvará a él y a los demás de la oscuridad interna que posee el ser humano. Según una investigación reciente de la Universidad Libre de Ámsterdam, los esquemas almacenados en el cerebro hacen que interpretemos los datos visuales de una u otra manera. En un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B Journal llegaba a la conclusión de que la extraordinaria agudeza visual del Homo neanderthalensis fue en realidad su perdición, pues esa ventaja con respecto a nuestra especie redujo sus lóbulos frontales.Oscuridad, por definición, es meramente ausencia de luz. Pero la oscuridad puede llegar a ser tan pesada hasta volverse palpable. 

"Una vez más dijo Dios a Adán, "Toda esta miseria que ha caído sobre ti a causa de tu transgresión, no te libra de la mano de Satanás ni te puede salvar”. Pero yo lo haré, yo te salvaré, cuando baje del cielo y me convierta en carne como la de tus descendientes y sufriré de lo mismo que tu sufres, y entonces esta oscuridad que ahora sientes en esta cueva yo la llevaré a la tumba, cuando venga entre tus descendientes."
                                                                                       Libro de Adán y Eva, capítulo 14, apartado 3-5
Estudio realizado con la colaboración de Desirée Sánchez.