jueves, 22 de febrero de 2018

El arca del alianza

      Según la tradición judía y cristiana, el arca de la Alianza era un cofre sagrado ubicado en el Lugar Santísimo del Tabernáculo, que más tarde se colocó en el Templo de Jerusalén construido por Salomón. Se hizo por mandato de Yahveh y según su diseño. 
Según narra el Libro del Éxodo de la Biblia, dicho cofre contenía las Tablas de la Ley, tablas de piedra en las cuales figuraban inscritos los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés en el monte Sinaí, la vara florida de Aaron y el Maná. En Hebreos 8:5, la Biblia afirma explícitamente de que en el cielo se encuentra un tempo del que el terrenal era sólo una replica exacta, y en ese templo también hay un arca. El arca terrestre se guardaba en el Templo de Jerusalén y se llevaba al frente de cada batalla cada vez que había una guerra. El arca simbolizaba la unión de Yahveh con el pueblo, y a ello se debe su nombre. El cofre en sí mismo medía 111 cm × 67 cm × 67 cm y estaba hecho de madera de acacia, revestido de oro puro tanto por dentro como por fuera. Coronaba el arca un artístico borde de oro en forma de guirnalda. La segunda parte del arca, su cubierta, estaba hecha de oro macizo, no meramente de madera revestida, y tenía la misma longitud y anchura que el cofre. Sobre esta cubierta había montados dos querubines de oro de labor a martillo, uno a cada extremo de la cubierta, con sus rostros vueltos el uno hacia el otro, las cabezas inclinadas y las alas extendidas hacia arriba. Para transportar el arca, se suministraron largos varales, hechos también de madera de acacia revestida de oro e insertados a través de dos pares de anillos de oro a ambos lados del cofre. Como estos varales no se debían quitar de sus anillos, nunca había necesidad de que los portadores del arca la tocaran. 

"Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor. Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado. Harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro. Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. Las varas quedarán en los anillos del arca; no se quitarán de ella. Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio."
Éxodo 25

   A partir de entonces, siempre que los sacerdotes desmontaran el tabernáculo para levantar el campamento, emplearían la misma pantalla divisoria, además de una cubierta de pieles de foca y una tela azul, para cubrir el arca con el fin de impedir que el pueblo la mirase por el más mínimo momento, y por lo tanto muriese. En los textos antiguos se describe que todo aquél que lo tocaba moría al instante, y si nos apoyamos en la ciencia encontramos una explicación en el hecho de que el cofre podía funcionar como un condensador eléctrico gracias a sus placas de oro internas y externas a modo de superficies conductoras separadas por un material dieléctrico. Cuando el ambiente exterior era seco circunstancia habitual en aquella zona se acumulaba mucha electricidad estática explicando así las muertes atribuidas al “poder divino”. Se cree que desapareció con la reconstrucción del templo de Jerusalén por el rey Nabucodonosor II. El arca estaba situada en el Sancta Sanctorum, su utilidad fue variada, pues tenia fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Dios. Se utilizó el arca para la conquista de Canaán y con ella Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto con el arca, y durante siete días fue paseada en torno a Jericó. Después de una trágica derrota del pueblo hebreo, los filisteos la tomaron como trofeo, a lo que le siguió una ola de estragos y plagas.

    En algún momento de este remoto pasado, el arca desapareció, esto dio origen a una búsqueda durante milenios. La biblia narra que en tiempos de Salomón y Saba, nació Menelik I, su hijo vástago y primer rey de Etiopía. Años mas tarde Manelik fue enviado a casa de su padre en Jerusalen para recibir educación. La tradición cuenta que se llevaron consigo el arca y la colocación en un templo en la isla de Elefantina, cerca del río Nilo, donde permaneció por 800 años. Curiosamente el arca es el punto central del culto y la adoración cristiana en Etiopía, cada una de las 20.000 iglesias de Etiopía contiene una replica del arca de la alianza. Justo inmediatamente después de su construcción, el arca empezó a manifestar un enorme poder destructivo. El arca desprendía luminiscencia en forma de chispazos o fogonazos. Era una fuente de luz, una radiación cegadora repentinamente expresada en el Éxodo, atribuida a una "ardiente energía celestial" que causaba lepra, tumores y muertes a quienes la tocaban. Una explicación a las muertes es la electricidad estática antes dicha, los egipcios tenían conocimiento de los fenómenos eléctricos, y Moisés pudo haber aprendido esa ciencia que explicaría el secreto de la lampara perennemente encendida en el tabernáculo, cuya alta temperatura podía causar la muerte inmediata. Los capítulos 4, 5 y 6  del libro de Samuel apoyan esto.