La rebelión de los Ángeles
Enoc fue un patriarca bíblico, el séptimo después de Adán, abuelo de Lamec y bisabuelo de Noé, a quien se le atribuye la escritura del Libro de Enoc.
El Libro de Enoc es un escrito bíblico que forma parte de los escritos aceptados en la Biblia de los Setenta, misma que más tarde fue la base para conformar el Antiguo Testamento en el resto de las biblias cristianas. Éste es considerado un texto apócrifo por las iglesias cristianas. Fue escrito entre los siglos III y I a.C., y lo que ha llegado hasta nuestros días es posible que se haya editado en el siglo I de nuestra era. Además, se han encontrado otros dos libros de Enoc que fueron escritos entre el siglo I y V d.C. Centrándonos en la sección que habla de los ángeles caídos nos podemos parar a examinarlo detenidamente. Las Sagradas Escrituras nos dicen también que un ángel caído tendrá que vagar por la tierra hasta el día del juicio final cuando serán desterrados y enviados al infierno. El ángel caído más conocido es Lucifer. Cuando Dios creó a los ángeles, los dotó de entendimiento y libertad; algunos ángeles comenzaron a cuestionar y alejarse de Dios, conforme se iban alejando se iban formando las jerarquías angelicales, de las que ya hemos hablado, algunos todavía más alejados se convirtieron en humanos, pero los que se alejaron totalmente, cayeron al infierno y se les conoce como los caídos de Dios o ángeles caídos. Los ángeles que cayeron por lujuria, entre los que destacan Semyazza, Lucifer, Samael y Azael, son mencionados en escrituras apócrifas como Los tres libros de Enoc donde se dice que Dios le pidió a los Grigori para ayudar a los arcángeles en la creación del Edén. Cuando los Grigori bajaron a la tierra conocieron a las hijas de los hombres de quienes se enamoraron y con las que se casaron.
"Y entonces creció la mucho impiedad y ellos tomaron los caminos equivocados y llegaron a corromperse en todas las formas. Shemihaza enseñó encantamientos y a cortar raíces ; Hermoni a romper hechizos , brujería, magia y habilidades afines; Baraq'el los signos de los rayos; Kokab'el los presagios de las estrellas; Zeq'el los de los relámpagos; -'el enseñó los significados; Ar'taqof enseñó las señales de la tierra; Shamsi'el los presagios del sol; y Sahari'el los de la luna, y todos comenzaron a revelar secretos a sus esposas. Como parte de los hombres estaban siendo aniquilados, su grito subía hasta el cielo."
Libro de Enoc, los vigilantes. Capítulo 8
El Libro de Enoc menciona un total de 200 ángeles caídos. El motivo más grave que llevó a rebelarse a algunos ángeles fue el orgullo o vanidad. Según las Sagradas Escrituras Dios creo al arcángel Lucifer a quien dotó de una gran inteligencia, perfección y hermosura para que organizara al resto de los arcángeles; de esta manera Lucifer llegó a ser tan poderoso que la vanidad y el amor por su humana se apoderó de él y lo hizo sentirse superior a Dios, lo que lo llevó a competir en su contra. Por esta razón Dios lo desterró del paraíso y junto con él una tercera parte de la corte celestial que se le había unido. Lucifer luchó seriamente con su hermano, quién lo desterró de los cielos tras el mandato de Dios. "Pero en ese momento otro gran Arcángel, igual en belleza y gracia que el arrogante Lucifer, se postró ante el Trono de Dios y, en un acto de adoración profunda, opuso al grito de batalla de Lucifer uno de amor y lealtad: "¿Quién como Dios?". Lucifer fue cortado de las alas y desterrado a los infiernos hasta el momento en el que él pidiera perdón de corazón, rechazara su maldad en el corazón y volviera a Dios. Hasta entonces él y los 200 ángeles caídos seguirían en las sombras.
"Entonces Miguel, Sariel, Rafael y Gabriel observaron la tierra desde el santuario de los cielos y vieron mucha sangre derramada sobre la tierra y estaba toda llena de la injusticia y de la violencia que se cometía sobre ella. Considerando esto, los cuatro fueron y se dijeron: "el grito y el lamento por la destrucción de los hijos de la tierra sube hasta las puertas del cielo". Y dijeron a los santos del cielo: "Es ahora a vosotros a quienes las almas de los hijos de los hombres suplican diciendo 'llevad nuestra causa ante el Altísimo, nuestra destrucción ante la gloria majestuosa y ante el Señor de todos los señores' en cuanto a majestad"
Libro de Enoc, los vigilantes. Capítulo 9, versículo 1-4
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