sábado, 17 de junio de 2017

Libro de Enoc. Los Gigantes

Los hijos de los ángeles
      El Libro de los Gigantes continúa la historia narrada en el Libro de Enoc, relatando cómo los Nefilim le había hecho frente a sabiendas de que su inminente destrucción se debía a las incongruencias de sus padres Vigilantes. 
     Hay otro enigma contenido dentro de las líneas de Génesis 6, ya que pareciera encarnar dos tradiciones totalmente diferentes. Existen dos tradiciones muy distintas enredadas aquí, una relativa a la raza caída conocida a los primeros israelitas como los Nefilim, y otra relativa los bene ha-elohim, los Hijos de Dios, que son equiparados directamente con los Vigilantes en la tradición enoquiana. Los teólogos están conscientes de este dilema, y evaden el problema sugiriendo que los ángeles cayeron de la gracia de dos veces, una vez por el orgullo y luego nuevamente a través de la lujuria. Parece cierto que el término Nefilim era el nombre original hebreo de la raza caída, mientras que bene ha-elohim es un término muy posterior que entró en el Génesis 6, mucho tiempo después de su compilación original. Su importancia es bastante clara, ya que conserva la firme convicción entre los antepasados de la raza judía, de que en algún momento, en el lejano pasado, una raza gigante había gobernado una vez la Tierra. Eruditos hebreos desde hace mucho tiempo señalaron las semejanzas entre algunas de las enseñanzas reaccionarias en el Libro de Enoc y de los evangelios según los esenios una fundamental, y sin embargo una comunidad religiosa muy justa, de la cual hablan de los eruditos clásicos que existió en la orilla occidental del Mar Muerto.  

"Entonces, los gigantes se volvieron contra los humanos para matarlos y devorarlos; y empezaron a pecar contra todos los pájaros del cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra los reptiles y contra los peces del mar y se devoraban los unos la carne de los otros y bebían sangre. Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo que se había hecho en ella."
Libro de Enoc, capítulo 7

    Esta conexión fue fortalecida después de 1947, cuando se supo que entre los Rollos del Mar Muerto, ahora considerados como haber sido escritos por los Esenios, había varios fragmentos de textos pertenecientes a diversos ejemplares del Libro de Enoc. Hasta este momento, las únicas copias disponibles del manuscrito completo para el mundo literario habían sido varias copias estaban escritas en el lenguaje escrito etíope de Ge'ez, la primera de las cuales había sido traída a Europa por el explorador y masón escocés James Bruce of Kinnaird después de sus famosos viajes a Abisinia entre 1769 y 1772. Los Rollos del Mar Muerto no sólo confirman la autenticidad del Libro de Enoc, sino que también demostraron que se habían mantenido en gran estima por la comunidad esenia de Qumrán, que incluso podría haber estado detrás de su construcción original en algún momento después de 165 A.C. Más importante aún, los eruditos hebreos también comenzaron a identificar varios otros tratados previamente desconocidos, entre el corpus del Mar Muerto, y éstos incluían más referencias a los Vigilantes y sus descendientes, los Nefilim. Muchos de estos fragmentos individuales fueron finalmente descubiertos por el erudito del Mar Muerto, de ser extractos de un trabajo perdido llamado al Libro de los Gigantes. Aunque en versiones tan populares en América Latina se traduce la palabra Nefilim por “gigantes”, tal traducción es completamente inapropiada. Sin embargo, debido a que no todos los académicos aceptan esta última traducción, y a que la traducción clásica a caído bajo sospecha, las nuevas traducciones populares del Antiguo Testamento han preferido dejar la palabra original sin traducir. 

"Luego, estas mujeres han parido en el mundo gigantes, por lo que la tierra se ha llenado de sangre e injusticia. "Y ahora mira que las almas de los que han muerto gritan y se lamentan hasta las puertas del cielo y su gemido ha subido y no puede cesar debido a la injusticia que se comete en la tierra."Pero tú que conoces todas las cosas antes de que sucedan, tú que sabes aquello, tú los toleras y no nos dices qué debemos hacerles al observar eso"
Libro de Enoc, capítulo 9

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