lunes, 15 de mayo de 2017

Primer Libro de Adán y Eva, parte 5

Libro apócrifo de Adán y Eva
   En nuestro estudio del libro apócrifo de Adán y Eva seguimos descubriendo datos desconocidos hasta ahora por los creyentes, los secretos que nadie quiere que sepas se remontan a un apócrifo más religioso que ateo. Seguimos dándonos cuenta de algunos datos muy llamativos, como es el capítulo 34. Adán en una oración a Dios hace referencia a los cuatro elementos. 
  La creencia medieval de que sólo había cuatro elementos, fuego, tierra, aire y agua fue ampliamente aceptada hasta alrededor de 1500 AD, cuando la actual teoría atómica se hallaba en sus inicios. Por lo que es sumamente extraordinario su habilidad para el conocimiento de que existían esos elementos en el entorno. Entonces, en su oración, Adán narra minuciosamente la creación, como si hubiese estado presente de algún modo para verla, incluso narra lo que ocurrió antes de su propia creación. Está claro que alguien tuvo que contárselo, pero si no fue Dios mismo, tuvo que ser otro ser humano, lo que respalda el hecho de que Adán y Eva era imposible que estuvieran solos en el mundo. Otra cosa que desconcierta aún más es el hecho del conocimiento de Adán en el horario y los días de la semana. En el Neolítico no se poseía tal conocimiento, de modo que era imposible que él lo supiera, esto nos hace ver que el texto fue escrito o traducido muchos años después de la existencia de Adán.

"Oh mi Señor, mi Dios, y mi Creador, que mandó a los cuatro elementos, los cuales se reunieron por tu orden-. Entonces levantaste tu mano y me creaste de uno de ellos, que es el polvo de la tierra, luego me llevaste al jardín a la hora tercera, un día viernes. Entonces yo no conocía el día ni la noche, porque tenía yo una naturaleza brillante, y por el brillo que tenía no sabía de estos Luego, una vez más, oh Señor, que me creaste a la hora tercera, me trajiste a todos los animales, a los leones, avestruces, las aves del cielo y todo aquello que se mueve sobre la tierra, que habías creado antes que a mi, a la primera hora."
                                                                                       Libro de Adán y Eva, capítulo 34, apartado 4-7

     En las primeras épocas de la humanidad, cuando los seres humanos descubrieron el ciclo solar, se dieron cuenta de que se podía medir el tiempo transcurrido y la edad de una persona por la cantidad de pasos del invierno a la primavera que había vivido. 
   Cuando se conoció más el ciclo anual, se pudo dividir en 4 estaciones trimestrales. En algún momento se descubrió el ciclo de las fases lunares. El origen de estos nombres está en la observación del cielo por los antiguos. Durante el año, la inmensa mayoría de los astros visibles no cambiaban de posición unos con respecto a otros. Sin embargo, aquellos hombres observaron a simple vista siete cuerpos celestes que sí variaban de posición. En hebreo simplemente se numeran, primer día, segundo día, tercer día, etc.. contando desde el domingo, excepto el séptimo y último, que se llama shabbat. Esto nos hace dar cuenta de que el libro de Adán y Eva fue escrito en dos idiomas diferentes, y por tanto, por varias personas. Esta escrito tanto en latín como en hebreo, de modo que su traducción tiene sentido que mencione tanto el Viernes, como El primer día. Estos datos son muy importantes para conocer la fecha del documento, que evidentemente, jamás fue escrito por los protagonistas.

"Fue que en la hora tercera del día viernes, que me creaste, me diste mandamiento sobre el árbol al que ni debía acercarme, ni comer de su fruto , porque me dijiste “Cuando comas de el fruto de este árbol, ciertamente morirás.” Y si me hubieras castigado con la muerte como dijiste, entonces ahora estuviera muerto. Por otra parte, cuando me diste mandamiento sobre el árbol, Eva no estaba conmigo, no la habías creado todavía, ni había estado aún a mi lado, ni había ella escuchado su orden. Entonces, al final de la tercera hora de aquel viernes, oh Señor, me causaste un profundo sueño y estuve abrumado con aquel sueño; Entonces sacaste una costilla de mi costado y la creaste a mi propia imagen y semejanza. Entonces desperté y la vi, supe que era ella, y me dije: Ella es hueso de mis huesos y carne de mi carne, a partir de ahora será llamada mujer” 
                                                                                   Libro de Adán y Eva, capítulo 34, apartado 10-14

   Desconcierta cómo Adán podía conocer la medida de tiempo tan precisa como para desenglobarla en horas. El primer reloj de la historia fue el reloj de Sol, es un instrumento usado desde tiempos muy remotos con el fin de medir el paso de las horas, minutos y segundos. Empleaba la sombra arrojada por un gnomon o estilo sobre una superficie con una escala para indicar la posición del Sol en el movimiento diurno. Según la disposición del gnomon y la forma de la escala se pueden medir diferentes tipos de tiempo, siendo el más habitual el tiempo solar aparente. 4.000 años atrás, en Egipto se inventó el primer reloj y era de sol. No podía medir el tiempo cuando era de noche y no había sol. El reloj de agua, indicaba la hora durante la noche al vaciarse el agua que contenía; el más antiguo fue encontrado en un templo egipcio y data de hace 3.356 años. Hacia 2400 a. C. los escribas sumerios ya utilizaban un calendario: dividieron el año en 12 partes, también dividieron el día, y lo hicieron siguiendo el mismo patrón de divisiones. Su año constaba de 12 meses y cada uno de ellos de 30 días. Si Adán databa del Neolítico no podía conocer estas tecnologías, por lo que quien escribió el texto hizo referencia a una hora aproximada a la creación.

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